Incluso el proceso del diseñador puede parecerse a muchos otros, sin embargo, lo analizaremos con respecto al de un médico porque pueden llegar a verse como totalmente opuestos.
Inicialmente, un médico recibe al paciente en su consultorio. Independientemente del género, la edad o cualquier otra característica sociodemográfica, el proceso suele ser el mismo. Posteriormente, le hace una serie de preguntas al paciente para que le indique los síntomas que lo aquejan. Ante esto, el médico debe escuchar atentamente lo que le están diciendo, para que de esta manera pueda hacer un análisis adecuado e indicar una receta.
Ahora, veamos el proceso del diseñador. Se reúne con el cliente, que también puede ser de diferentes procedencias: multinacional, startup o independiente. En el primer acercamiento, es importante realizar las preguntas correspondientes que van dirigidas a comprender el objetivo del proyecto, cuál es el público objetivo, expectativas y otros aspectos que permitirán tener una visión general de la situación. El cliente le dice al diseñador toda la información que considera relevante para el desarrollo del proyecto, y muy probablemente responde sus preguntas para que estén alineados. Posteriormente, el diseñador analiza toda la información, lo que le ayuda a establecer los pasos a seguir durante las diferentes etapas del proceso antes de que los objetivos se cumplan satisfactoriamente.
A pesar de esta similitud, hay algo curioso en esta metáfora y que puede generar algún tipo de debate, y es que cuando una persona va al médico tiene plena confianza en que lo que hace este profesional está bien y, por el contrario, nosotros no solemos dar opiniones sobre algo que cambiaríamos. Es cierto en el proceso de diseño, que, quizás porque a menudo es subjetivo, incita a las personas a hacer comentarios que a menudo son valiosos pero que en otros casos pueden llegar a cuestionar el trabajo del diseñador. Sin embargo, esto es algo que difícilmente cambiará, pero que forma parte de nuestra profesión y que debemos afrontar con inteligencia.
En general, como se mencionó antes, en una visión amplia, el proceso es muy similar y esta metáfora es útil para recordar la importancia de la etapa inicial de entender lo que tenemos que abordar como diseñadores sin apresurarnos a ofrecer soluciones a los problemas que aún no se han definido. ¿Quieres aprender más? Ponte en contacto con BluePixel y colabora con nosotros para profundizar en tu proyecto.